martes, 22 de septiembre de 2009

Relajación profunda

Comienza con una relajación que ya conozcas y cuando sientas que ya estás relajada imagina en tu mente una vela... una vela que puede tener cualquier color, el que tú desees. Ese color que has escogido es un color que ha elegido tu subconsciente, pues sabe que te relaja y da quietud a tu mente.
Concéntrate ahora en la llama de la vela. Observa los hermosos colores que hay dentro de ella. Puedes ver el rojo, el azul, el amarillo, el púrpura, el blanco o quizá otro. A medida que los ves sientes que te relajas y que te sumerges cada vez más profundo dentro del trance, disfrutando de esas agradables sensaciones de pesadez corporal y de tranquilidad que, como sabes, son parte de esta experiencia hipnótica.
Ahora concéntrate en el cuerpo de tu vela. Presta atención a esa primera gota de cera fundida que comienza a bajar por su tibio y tranquilo cuerpo.
Ahora ve como la gota de cera toca la base del candelabro, extendiéndose y pasando a formar parte de él... y, al mismo tiempo, te sientes cada vez más relajada... más segura y más cómoda.
Ahora imagina que tú eres esa vela. Una vela completamente relajada y, mientras tienes esa imagen en tu mente, como si fuera a la vez un músculo específico de tu cuerpo, sientes cómo te ayuda a relajarte cada vez más, completamente.
Visualiza ahora la silla o la cama en la que estás descansando, imagina que ella es como la base de ese candelabro que sostiene la vela y que tus músculos, tal y como la tranquila gota de cera de tu vela, se fusionan con la silla, con la cama, transformándote, porque así lo quieres, en una vela completamente relajada.

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